La escalada es un juego mental. Tu actitud y tus emociones son aliadas o enemigas cuando se trata de abordar una ruta desafiante de la mejor manera posible. Los mejores escaladores no son necesariamente los más fuertes o los más hábiles.
Sin embargo, los escaladores de élite poseen una pasión por la escalada y la capacidad de abrirse paso, y saben cómo centrarse en las condiciones externas e internas.
Los grandes escaladores se transforman a sí mismos. Se despojan de las inhibiciones que les han frenado y desarrollan nuevas personalidades adaptadas a los retos que les esperan. Aunque nacen con un fuego interior, lo reprimen porque saben que sólo mirándose a sí mismos sin emoción pueden ver dónde necesita mejorar y aprender.
Cuando vieron el camino para alcanzar sus objetivos, perseveraron a pesar de las dificultades y los contratiempos. Tiene sentido emular a los grandes, pero no te fijes en sus logros. En su lugar, aprende de su formación. Céntrate más en lo mental que en lo físico. Siempre habrá un punto en la escalada en roca en el que lo único que importa es la fuerza mental.
Empieza por reconocer quién eres, qué quieres y qué te motiva. Conocerse a sí mismo es el primer paso para la autodisciplina. Practicar la autodisciplina en la escalada crea hábitos, que surgen por sí solos a medida que se adquiere experiencia.
Con la experiencia llega la confianza, que es un requisito previo para las rutas extremas en grandes colinas. Conócete a ti mismo antes de embarcarte en una escalada extrema, refuerza tu personalidad. ¿Es usted un ingeniero o un artista? Algunas personas ven la escalada como un reto de ingeniería que puede abordarse paso a paso. Estos escaladores se entrenan en matemáticas.